miércoles, 30 de septiembre de 2015

La Generalitat riega a la prensa catalana con dinero .

La Generalitat 'riega' 'La Vanguardia' con 810.000 euros

Ara.cat es el medio digital más subvencionado por Presidencia

El Departamento de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya ha dado a conocer las subvenciones estructurales concedidas a publicaciones impresas y a medios digitales en catalán y aranés correspondientes a 2015.

En cuanto a los medios impresos, La Vanguardia recibe 810.719,99 euros, El Periódico recibe 463.987,34, El Punt Avui, 457.496,32 euros, y Ara, 313.495,25. Las siguientes posiciones en el ranking de los más subvencionados por Presidencia las ocupan los diarios locales en catalán más potentes: Regió 7 (147.484,23 euros), Segre (147.110,64 euros) y Diari de Girona (146.192,25 euros).

También destacan los 140.219,36 de L'esportiu, los 90.244,20 de El Temps, los 82.579,08 de Time Out, los 77.291,60 de Ara Balears y los 58.920,00 del gratuito Diari Més de Tarragona, Reus y la Costa Dorada (Més Ebre recibe otros 11.827,19 euros).

Las dos ediciones de El 9 Nou totalizan más de 80.000 euros en subvenciones: la de Osona y El Ripollès percibe 51.626,40 euros y la del Vallès Oriental, 28.473,90.

Las publicaciones de Edicions Cavall Fort SL (Cavall Fort y El Tatano) suman 71.617,68 euros, mientras que las de Sàpiens SCCL (que incluye a Sàpiens, Cuina, Experiències, Descobrir y Súpers) se elevan entre todas por encima de los 109.000 euros.

Catalunya Cristiana recibe 45.611,80.

Los beneficiarios digitales
En cuanto a publicaciones en Internet, la subvención más grande corresponde a ara.cat (216.213,27), seguida por las de Nació Digital (205.484,28 euros) y Vilaweb (136.998,27).

Las ediciones digitales de El Punt Avui (95.810,56 euros) y El Periódico (76.331,70) también reciben más de 50.000 euros este año. Por debajo de ese umbral destacan El Mundo (antes denominado El Singular Digital, con 40.615,89 euros), timeout.cat (39.618,15 euros), Racó Català (37.384,06 euros), el digital de Diari de Girona (35.617,79 euros) y e-notícies (30.189,69 euros).


Los webs de las publicaciones de Sàpiens, por su parte, suman entre todas más de 57.000 euros en subvenciones.

Si la realidad no coincide con la teoría, peor para la realidad ,

La burguesía independentista no alcanza sus objetivos pero margina la cuestión social de la agenda política en Cataluña


Por razones de claridad es necesario realizar un doble análisis de los resultados de las elecciones catalanas de manera que pueda aclararse la dualidad de proyectos que hay en juego. El primero sería el de la capacidad de las fuerzas independentistas por alcanzar sus objetivos, el segundo sería el de la posibilidad de que un proyecto de izquierdas juegue un papel esencial en el desarrollo político del Estado español. Los dos proyectos estaban en discusión en la campaña catalana. Había un tercero que en estos momentos no nos interesa demasiado, la lucha por la hegemonía en el seno del bloque liberal-conservador español entre el PP y Ciudadanos.
La burguesía independentista catalana había creado con JxS un instrumento político para dotarse de un mayor apoyo electoral - especialmente el de la pequeña burguesía pero también el de otras clases populares - con el objetivo de lograr una mayoría absoluta en el parlamento y tener las manos libres para continuar su proyecto sin tener que depender de los independentistas de izquierdas (CUP). El proyecto de la burguesía catalana tampoco es perfectamente claro, aparentemente es la obtención de un Estado independiente encajado dentro de la UE, manteniendo el contenido neoliberal practicado por el anterior gobierno de CiU, pero si hubiese obtenido esa mayoría que anhelaba y hubiese iniciado el proceso de independencia existen dudas razonables para pensar que si se encontrase en una situación de aislamiento en Europa tal vez transformaría su proyecto de independencia por otro de obtención de un Estatuto más ambicioso a cambio de su continuación dentro del Estado español.
Sin embargo, el resultado de las elecciones han arruinado esas expectativas, los resultados de JxS no solo no les conceden la mayoría absoluta de diputados, sino que son inferiores en 9 diputados a la suma de CiU y ERC en 2012. En esta situación de debilidad para continuar con un proyecto tan ambicioso como proclamar la independencia unilateralmente, aquél solo puede continuar si consigue el apoyo de la CUP. Pero esta alianza complica extremadamente el proyecto y liderazgo del mismo por la burguesía catalana. Los objetivos de la CUP, con su política anticapitalista, contemplan una Cataluña fuera del euro y de la OTAN y, por supuesto, una política económica y social en las antípodas de la burguesía catalana de CDC. Una alianza de JxS y la CUP, aunque fuese para un difícil programa de mínimos como conseguir la independencia, sería a costa de la destrucción final de una de las dos fuerzas. Y dada la desproporción de fuerzas entre JxS y las CUP, previsiblemente sería esta última la perdedora en dicha alianza. Un complicado dilema para las CUP que va a poner a prueba la coherencia de esta formación y en el que se juega su futuro.
En relación con este proyecto el panorama continúa, por tanto, completamente abierto. Primeramente porque los resultados en votos del bloque independentista han sido inferiores al bloque no independentista (47,8% frente al 52,2%) y esta situación les debilita en el panorama interno e internacional para el reconocimiento de una independencia declarada unilateralmente y en un entorno hostil. Como apuntábamos anteriormente, si la burguesía independentista catalana se encuentra con el doble obstáculo de tener que depender de la CUP y encontrar mayor rechazo en las instancias internacionales a su declaración unilateral de independencia, seguramente una parte de ella se repliegue hacia el objetivo de conseguir un Estatuto más ambicioso para Cataluña. Pero, además, otros factores pueden jugar en este sentido si en diciembre finalmente el PP es desplazado del poder y un nuevo gobierno facilita esta última salida. Finalmente tampoco es posible descartar que una falta de acuerdo en el seno del bloque independentista aboquen a una repetición de las elecciones. Así pues, hasta finales de año se producirá un panorama incierto tanto por el pulso dentro del bloque independentista como por la campaña para las elecciones generales en España, donde la cuestión catalana se convertirá en el tema estrella marginando a la cuestión social, es decir, la agenda contra el programa neoliberal de las políticas de austeridad.
Habíamos señalado que había un segundo proyecto en juego en estas elecciones, el de la capacidad de las formaciones a la izquierda del PSOE para desplazar a éste como principal referente en el campo de la izquierda o progresista y de convertirse en alternativa de gobierno o, al menos, en factor determinante en la política española. Este proyecto no se jugaba solo en Cataluña, por supuesto, ni era su primera prueba. Las enormes expectativas de Podemos que le daban las encuestas a principios de año se han ido desinflando conforme pasaba el tiempo y se celebraban diferentes elecciones. Primero en Andalucía, luego en las autonómicas, y ahora en las catalanas, con porcentajes cada vez más bajos.
Pero en estas elecciones celebradas en Cataluña se había creado una importante expectativa, basada sobretodo en el exitoso resultado de BeC en las elecciones municipales. Con ese precedente y la alianza electoral entre Podemos, ICV y EUiA (CSQP) se pensó en la posibilidad de quedar como segunda candidatura más votada sobrepasando así al PSC y a Ciudadanos, y sirviendo también de base de lanzamiento para las elecciones generales a celebrar en diciembre, además que un resultado de este tipo hubiese significado que la cuestión social se situaría a un nivel parecido que la cuestión independentista en la agenda política de Cataluña.
Estas expectativas se han derrumbado con el resultado obtenido por CSQP (8,98% y 11 diputados), inferior al obtenido por ICV e EUiA hace tres años. El PSOE ha vuelto a demostrar por tercera vez en este año que no existen posibilidades reales de ser sobrepasado, al menos en un horizontes próximo, por Podemos o algún tipo de alianzas que construya; y la cuestión social ha quedado claramente marginada frente a la independentista, pues entre CSQP y la CUP suman solamente el 17,25% de los votos. Lo que es aún más preocupante, la cuestión social seguramente va a quedar eclipsada en los próximos meses en la campaña de las elecciones generales por la cuestión catalana y, en estas condiciones, las expectativas de las fuerzas a la izquierda del PSOE posiblemente se reducirán como ha pasado en estas elecciones del 27-S.
Los resultados de CSQP desde luego tienen su explicación principal en clave catalana, pero sobre una tendencia de fondo más amplia. Podemos está rebajando sus expectativas electorales en toda España, IU está sumida en una grave crisis, y en Europa la claudicación de Syriza ha sido un punto de inflexión en el ascenso de las fuerzas de izquierdas en el viejo continente, tras el cual parece que las nuevas formaciones y líderes se decantan más bien por un proyecto socialdemócrata renovado que por una renovación de la izquierda transformadora.


NOTA.DEL BLOG..

 La suma de los partidos o coaliciones que no han roto abiertamente con el neoliberalismo realmente existente alcanza la cifra de 114 diputados en el Parlamento catalán, más del 80%.
El voto del trabajador es volátil y tornadizo, escasamente ideológico y nada politizado. Prima la emoción sobre la reflexión: ese es el granero ideal para confrontaciones nacionalistas sin fuste social de contenido meramente sentimental.
  Esta idea permanente de esperar que España se cambie desde Catalunya , cuando luego termina siendo al revés es de sillón de psicoanalista, 1.616.962 votos (39’6%) y 62 diputados de alguien que su programa es puramente un eslogan futurista si se logra , ..y si no, ¿ tienen algún programa alternativo ? o harán el de CUP? , y seguir en el poder para seguir gobernando…y con un dominio masivo de neoliberales…y de apellidos masivamente catalanes de siempre. cuando su población no llega al 50%. ¿no son eso unas elites que se perpetúan para que nada cambie?, y donde están los votos de los emigrantes y/o un millón de extranjeros asentados en Catalunya , que pudieron votar como en las municipales?.

 Si el sistema electoral fuera auténticamente proporcional, Junts pel Sí tendría 55 en lugar de 62 escaños, y la CUP tendría 12 escaños en lugar de 10, con lo cual la suma de escaños (67) no alcanzaría los 68 necesarios para nombrar al nuevo gobierno catalán, necesitando otro partido para alcanzar la mayoría en el Parlament.
 Añadido eso a que no superaron el 50% del SI , algo  está fallando.

Los recortes fueron pedidos por la troica para salvar sus bancos y aplicados por el PP ,pero el PP los hizo caer sobre las autonomías y sobre sus presupuestos fundamentalmente sociales traspasados y sobre la subvenciones culturales y otros, y no aplicados con esa misma austeridad al estado ni al presupuesto de defensa por ejemplo , y antes del 2012 los aprobó en Cataluña CiU y PP....y la primera movilización fue la del Parlamento..que acabó como el 15 M ,en la plaza de Cataluña a porrazos y imputaciones...y al final les estallo todo en las narices , a Mas con la Diada y al PP de rebote con la independencia , para ese camino no se necesitaban tantas alforjas . y señales de humo de aprendices de brujo.
 Ahora la operación judicial contra Mas, trata de sacar el palo al pajar nacionalista y que se incliné a ERC y CUP y entonces el bloque burgués gire como ya han hecho la gran patronal ,    buscando apoyo del estado como tantas veces hizo la burguesía antes y después , siendo nacionalista. Desde Prim y la Jamancia , Solidaridad catalana , solidaridad obrera y Semana Trágica o Revolución de julio de 1909 ,  huelgas de los años 20 , ruptura con las municipales en la Transición  , al ganar PSC-PSUC ,  y en ese caso potenciar el bloque nacionalista CiU-ERC..inmunidad de Pujol , dejar que ERC se presentara con otro nombre y dinero para hacerlo y con el sistema electoral no proporcional  ante el miedo a Barcelona y su radio metropolitano y nada de repetir un Frente Popular.
Ya además . ¿quien va reconocer una República de izquierdas así en el exterior?.


Este adelanto de elecciones les salio mal a los independentistas, no llegaron a lo esperado , que era  tener muchos mas votos del SI-NO .. de la consulta.. Les hubiera ido mejor no convocar elecciones ahora y hacer un gobierno conjunto Convergencia y ERC ,con independientes y mantenerse en el derecho a decidirque agrupaba mas del 70% y esperar a las generales para ver si se habría una vía .. de lograr incluso un nuevo estatuto.. apostarlo todo al referéndum tampoco es seguro ... ahora les salio CUP como eje menor pero imprescindible ..para incluso formar gobierno, ¿ qué programa harán sino tiene mayoría sin CUP?...y les pueden bloquear , aunque terminen aceptando a  Mas o quien sea…


 Y es igual que cuando los izquierdistas aun   dicen que el error de Podemos es no defender una  república española democrática federal con derecho a la autodeterminación de las nacionalidades. Si teóricamente muy bonito y , ¿quién lo apoya a nivel de estado?. Si es un partido estatal .


 Lo positivo que queda es que se logrará un blindaje de lo social y un nuevo acuerdo fiscal autonómico. Y un pacto PSOE- Cs  social liberal  .  Y un nuevo estatuto de autonomía no recortado. ¿Y posibilidad aun de un referéndum? . Veremos.



lunes, 28 de septiembre de 2015

Historia de cómo los catalanes independentistas, ellos mismos se quieren independizar los unos de los otros.









La parte contratante de la primera parte.


- Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh?
– No, eso no está bien. Quisiera volver a oírlo.
– Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.
– Esta vez creo que suena mejor.
– Si quiere se lo leo otra vez.
– Tan solo la primera parte.
– ¿Sobre la parte contratante de la primera parte?
– No, solo la parte de la parte contratante de la primera parte.
– Oiga, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como ésta? La cortamos.
– Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora?
– Dice ahora… la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte.
– Eso si que no me gusta nada. Nunca segundas partes fueron buenas. Escuche: ¿por qué no hacemos que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte?

https://youtu.be/AuAJzvyEATE


.......................
 Nota....de la prensa... El diario .es .
Artur Mas tiene muchas papeletas para irse a su casa. Si finalmente JxSí se queda en 62 escaños, necesitará el voto positivo de las CUP  a su candidatura, algo francamente improbable. Si consigue 63, le bastaría con la abstención de las CUP, también difícil. No parece que Junqueras vaya a ser presidente, pero no descarten a Raül Romeva, ni tampoco elecciones anticipadas, donde, si no hay acuerdo, Convergencia y ERC recuperen sus siglas. Mas puede estar hasta cinco meses en funciones y parece que lo va a intentar. Pero si hay tres votaciones y no sale elegido president, las elecciones se convocan de forma automática.

 La trampa en el discurso independentista –contar a Catalunya sí que es pot y a Unió como “no alineados”– no se sostiene. Ambas formaciones están por convocar un referéndum, pero no por la independencia, y así lo han explicado en sus programas. Se pongan como se pongan, no salen los números: hay mayoría por el derecho a decidir, pero no hay una mayoría absoluta independentista en Catalunya que permita subirse a un balcón a declarar la ruptura unilateral.


Antonio Baños ha reconocido que el independentismo ha perdido el plebiscito al no haber superado el 50% de los votos. La CUP, que había reclamado una declaración de independencia al día siguiente del 27-S si se ganaba, ha descartado esa posibilidad. "No hemos ganado el plebiscito, no hay declaración unilateral de independencia", ha explicado Baños. Pese a eso, para el número uno de la CUP, este 27-S el independentismo ha ganado las elecciones constituyentes, lo que permite seguir con el proceso soberanista adelante.

http://cort.as/Xgve


En estas elecciones si tomamos los programas y políticas realizadas por los partidos que se han presentado en una balanza y en otra los intereses de las clases populares y la oligarquía financiera, veremos que sale enteramente triunfadora ésta última. Los partidos neoliberales, pro austeridad, pro OTAN, pro UE, pro FMI, etc., salen victoriosos. Juntos suman 114diputats. La guillotina para los recortes dispuesta a expropiar las rentas salariales para llenar los bolsillos del capital financiero hispano, catalán, inglés, alemán, francés, belga y holandés, para sufragar el déficit presupuestario y pagar la deuda creada por el capital financiero, seguirá funcionando sin parar en aras del cumplimiento de las leyes de austeridad aceptadas de pleno por tales partidos (Tratado UE, LOEPSF, LEP, LRSAL). Tras estas elecciones las dos propuestas de la burguesía dominante, los dos nacionalismos, seguirán campeando como cortina de humo para que las clases populares sigamos mayoritaria e inconscientemente apoyando tales políticas austericidas, tanto en Madrid como en Barcelona.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203798

 Nota del blog ...

De este ultimo texto el blog  comparte datos como el anterior `pero no estrategias. aparte hay un dato erróneo sobre Tarragona , no gano el si ..Pero tampoco comparte la diatriba contra Podemos..  que no sea una república federal modelo suizo o una monarquía federal  donde el monarca fuera puramente simbólico como en una república parlamentaria no presidencialista , la única diferencia es que no seria elegido , no hay consenso para una República a nivel de Estado y igual para un derecho a la autodeterminación,pero si referendums estilo suizo , como tampoco comparto la concepción de nación . La nación es la ley democrática y plurilingüe en Madrid y en Cataluña. Y la corrupción se combate con una clara división de poderes para empezar . Podemos debía especificar como seria su reforma constitucional y territorial y la ley electoral y demás.
 Y VER ....





viernes, 25 de septiembre de 2015

Las resistencias civiles silentes , frente al nacionalismo en Cataluña.





Cataluña, república de eufemismos



Eso sería mi moral: desconfiar y, cuando uno se convierte en víctima, oponer resistencia; cómo, no sé. (…) pero hay otras posibilidades para defenderse y cuestionar permanentemente la infalibilidad de la prensa. Esa sería mi moral.
Heinrich Böll, entrevista en TV, 1974.
En Cataluña existe un discurso oculto, del que me siento partícipe, el de los otros actores de la sociedad catalana que permanecen al margen de entidades políticas, ya sean partidos u organismos de la llamada sociedad civil subvencionada, los ciudadanos desubicados frente a la actual situación política. La Generalitat con gran potencial político y una constante presencia mediática ha establecido una distancia enorme entre los dominantes, que defienden la independencia arrasando con cualquier posible crítica contraria a su política social o sobre la corrupción practicada durante decenios, y los dominados que han quedado silenciados para expresar su descontento y escasamente representados por una izquierda exenta de contaminación nacionalista.

Tal es la hegemonía actual de este bloque dominante que, en la campaña para las elecciones autónomicas-plebiscitarias, apenas se hablará del subdesarrollo social de Catalunya [1] propiciado por los sucesivos gobiernos de CIU. El deterioro del bienestar y de la calidad de vida de las clases populares es de tal magnitud que hemos descendido hasta la peor situación de la época democrática, tal y como afirma Vicenç Navarro. El desempleo afecta a uno de cada cuatro adultos y más de la mitad de los jóvenes están en paro, el número de personas que llevan buscando trabajo durante dos años sin éxito ha crecido en un 1.000%. También ha aumentado el número de familias en las que todos los miembros activos de la unidad familiar buscan, pero no encuentran, trabajo. La mayor destrucción de empleo se ha producido desde 2011 con gobierno de CIU (ahora divididos en CDC y UDC). Estos y otros datos que proporciona el artículo de Vicenç Navarro ha provocado que Catalunya sea el país con mayores desigualdades después de Grecia, Portugal y España. Sin embargo todo este dolor humano, que se ha creado durante la crisis y del que son responsables CIU y ERC por su apoyo constante a las políticas de CIU, no emergerá en la campaña electoral y será acallado por el dominio mediático que ejerce sin contemplaciones el poder político y que es coreado por una masa disciplinada que arremete contra quien intenta ponerlo sobre la mesa de la actualidad electoral. ¿Cómo han llegado súbitamente (hasta hace menos de un decenio el independentismo a duras penas llegaba al 20% en Cataluña) miles de ciudadanos/as a esta ceguera fanática? La potenciación de la identidad y la autoconfianza, señala Juan M. Blanco [2] , en un mundo de dudas e inseguridades interiores, es el mecanismo psicológico que alimenta el nacionalismo. Identificarse con una nación permite atribuirse cualidades, nunca defectos, que el nacionalismo atribuye a esa idealizada colectividad. No sirve de nada visibilizar los datos del derrumbe social catalán, el nacionalismo como creencia que es, se mueve por emociones mesiánicas y nada razonado les apartará del camino de la “salvación” (=de la independencia).

Por tanto, cuanto más arbitrariamente se ejerce el poder, el discurso público de los dominados adquiere una forma más estereotipada y ritualista, en otras palabras, cuanto más amenazante sea el poder, más gruesa será la máscara de silencio tras la que se esconden [3] . Sin embargo, los dominados existen y se expresan desde el ámbito de la infrapolítica, nos advierten que existe una gran variedad de acciones de resistencia que recurren a formas indirectas de expresión como chistes, canciones, imágenes, blasfemias, chismes, juegos de palabras, metáforas, gestos y desorden (que hoy viajan por WhatsApp y las diversas redes sociales pero que también se expresan en bares, cafés y mercados). Algo que nos recuerda a lo sucedido durante la Transición democrática (1975-1982). En Cataluña a este sector que compone la mayoría de la población, desmovilizada pero obstinadamente renuente a votar la propuesta independentista, le identifican el anonimato y el silencio excepto cuando se siente seguro entre gente de confianza. Una peligrosa situación de marginación que podría verse atraída por “cantos de sirena” de la derecha representada por el nacionalismo español populista de Xavier García Albiol, de idéntico ideario al que ha prosperado en algunos países europeos, como Dinamarca, ahora tan admirados por el sector predominante del independentismo.

El discurso público de los dominadores, representado hoy por la candidatura de “Junts pel sí” en la que aúnan sus intereses gobierno y oposición (CDC y ERC), tiene por fundamentos primordiales la afirmación, el ocultamiento, la unanimidad y los eufemismos [4] .

La afirmación viene de la mano de algunos acontecimientos que se plantean como afirmaciones discursivas de un modelo específico de dominación, las manifestaciones de los últimos tres años de la Diada son muestras de exhibición del poder, un ritual nacionalista orquestado para “convencer”. Si los subordinados creen en el poder de sus superiores, esa misma impresión ayudará a que estos se impongan y, a su vez, aumentará su poder real. Las apariencias importan y por ello estas manifestaciones de fuerza se promueven como una demostración de autoafirmación para acallar al oponente e impresionar a los dominados.

La ocultación pretende eliminar del discurso público hechos que todo el mundo podría conocer porque se han publicado. Que la desigualdad ha crecido está cuantificada en cifras y muy visible en el temido por los independentistas “cinturón rojo” de Barcelona. Que la renta disponible para el 20% más rico, sobre el 20% más pobre, ha crecido desde las 4,7 veces en el inicio de la crisis (2007) a las 5,7 veces en 2013, con un incremento del 21%. Mientras el promedio de la UE-15 fue de 4,9 veces. Esta desigualdad de rentas, la mayor de la UE-15 después de Grecia, España y Portugal, es incluso mayor cuando se comparan al 10% de la población catalana de mayor y menor renta. Desde el inicio de la crisis hasta el año 2012, los más ricos (10% superior) pasaron de tener 7,65 veces más que los pobres (el 10% inferior) a 15,35 veces (un incremento nada menos que de un 100%) [5] .

Hoy en Cataluña se está desarrollando una cultura doble: la cultura oficial llena de deslumbrantes eufemismos, silencios y lugares comunes, y la cultura no oficial que tiene su propia historia, su propia literatura, poesía, música, una propia percepción de la escasez, la corrupción y las desigualdades. La afirmación y la ocultación han logrado calar en amplios sectores de la población, especialmente de clase media pero también entre los sectores más populares, que han canalizado su descontento a través de consignas patrióticas exculpando a los verdaderos responsables de su situación. Avalando de una forma inconsciente la ocultación y la mentira sistemática utilizadas para mantener el poder político e incluso incrementarlo mediante el alzamiento de unas nuevas fronteras y un nuevo estado.

Si por algo se caracteriza en la actualidad la situación política de Cataluña es por los eufemismos que utiliza el independentismo agrupado en “Junts pel sí” para soslayar los temas delicados, para borrar lo que se considera negativo o que puede convertirse en un problema si se declara explícitamente. Se trata de ocultar “hechos desagradables de la dominación y su transformación en formas inofensivas o esterilizadas” ( Scott, 2003: 89).

¿Cómo no esconder los desproporcionados recortes en gasto público social, los más elevados que se han producido en España y en la UE-15? Recortes que se han producido especialmente en aquello más desintegrador y que acrecienta la desigualdad como sanidad, educación, servicios domiciliarios a personas discapacitadas, vivienda social y servicios de prevención de la exclusión social. ¿Quizás culpando de todo ello a España bajo el famoso, “España nos roba”, que exculpa, por arte de magia, a CIU, el partido que ha pilotado Cataluña durante la crisis?

Las instituciones sanitarias y docentes han sido las que más empleados públicos han perdido durante los últimos cinco años en Cataluña, durante los gobiernos Mas y Mas-Colell. Desde 2010, los recortes presupuestarios han reducido el personal de la Generalitat en 6.832 personas (son datos publicados en su propia página web). El 55% de estos puestos de trabajo perdidos corresponden a esos dos sectores, salud y educación, los pilares del, muy mercantilizado y privatizado, estado de bienestar catalán. Sólo los cuerpos de seguridad, Mossos d'Esquadra y bomberos, han visto incrementar a sus efectivos en unas 1.000 personas (el aumento se debe, básicamente, a una convocatoria de empleo público para mossos en 2011). Los cuerpos de seguridad han pasado de sumar 16.108 agentes en junio de 2010 a 17.152 durante el mismo periodo de 2015 (casi todos ellos funcionarios, sólo hay 32 interinos).

En Cataluña llevamos muchos años “decidiendo” a través del voto a quién le damos la confianza para que nos gobierne, sin embargo la campaña por “el derecho a decidir” parece haber borrado de un plumazo que CIU ha gobernado el 80% de los años de democracia en que ha sido elegido por la ciudadanía. La “decisión” de hombres y mujeres de Cataluña durante casi cuarenta años ha sido otorgar confianza a un partido nacionalista moderado, no independentista, de la derecha neoliberal que ha sido el responsable de la situación de penuria social que sufre hoy Cataluña. Su colaboración con los gobiernos españoles del PP y del PSOE durante toda la etapa democrática parece haber desaparecido del frágil recuerdo de miles de ciudadanos/as que “creen” en la construcción narrativa de este partido que pretende hacernos creer que han luchado contra España, no desde hace cuarenta años, sino desde hace trescientos.

Cada vez que un eufemismo oficial logra imponerse sobre otras versiones, discordantes, los subordinados aceptan explícitamente el monopolio del conocimiento público que ejercen los dominadores. Puede ser que los subordinados no tengan otra opción; pero, mientras no sea cuestionado abiertamente, ese monopolio no tiene “que dar explicaciones”, no tiene que “darle cuentas a nadie” ( Scott, 2003: 90).

El eufemismo no se limita al lenguaje, esteladas en los balcones, calles y ayuntamientos, ceremonias públicas como la Diada, himnos y diversos rituales, como las famosas ruedas de prensa del Sr. Mas o los abrazos con el representante de la extrema izquierda independentista, el Sr. Fernández, son aspectos a través de los cuales los poderosos intentan presentar su dominación de acuerdo con sus gustos. “Vistos en conjunto, todos esos eufemismos representan el halagador autorretrato de la elite dominante” ( Scott, 2003: 91). Estigmatizar a quien discrepa no resulta difícil sobre todo en centros de sociabilidad (comisiones de bailes populares, centros excursionistas, corales, etc.) o en pueblos pequeños donde el control se hace agobiante sobre aquellos/as que se salen de la normatividad impuesta por el discurso oficial.

Se busca, naturalmente la unanimidad, el nombre de la candidatura lo revela, Juntos (por el sí), en la línea de aunar a todos haciendo un gran esfuerzo por alimentar una imagen pública de cohesión y de creencias comunes. Juntos la derecha y la izquierda (incluso es posible que la extrema izquierda en el último momento decisivo de la proclamación de la independencia) en un complicado pacto que, no se ha dado a conocer públicamente, para reducir al mínimo los desacuerdos. Para que las divisiones no aparezcan se estipula un discurso irreal, genérico, centrado en el victimismo y en el enemigo común. Para lograr esta unanimidad se reducen las discusiones informales, los comentarios espontáneos y se confinan en espacios afines que eviten situaciones embarazosas o tensas, resulta esperpéntico que el Sr. Romeva afirme sin pudor que solo irá a entrevistas en TV3. Los desacuerdos debilitan y se tienen que desterrar. Si la apariencia de unanimidad se extiende hasta los subordinados, su control se incrementa aún más.

Las manifestaciones públicas, como la Diada, son el componente visual y oral de una ideología hegemónica, la ceremonia formal en que se ha transformado esta manifestación en los tres últimos años sirve a los poderosos para celebrar y dramatizar su dominio. Han sido interpretadas como apoyo a sus gobernantes sin los cuales dichas ceremonias no serían posibles. Ninguna manifestación ha contado nunca en la época democrática con todos los medios de infraestructura (por ejemplo, m ás de 2.000 autocares fueron facilitados por la “generosa” Asamblea Nacional que trasladaron durante todo el día a alrededor de unos 100.000 participantes ), publicidad y protección policial a su disposición para realizarla. Incluso para ensayarla días antes como una puesta en escena.

Y es que se plantea así, como un espectáculo aéreo para ser retransmitido por las televisiones. Los participantes son actores al servicio del simbolismo orquestado por los organizadores que marcan la hora simbólica del inicio, 17:14, dónde se han de situar los participantes, de qué color deben llevar la camiseta y los punteros y cuándo han de recoger todo y marchar a sus casas. El recorrido de la última Diada se dividió en 135 tramos, agrupados en 10 bloques, tantos como ejes sobre los que los organizadores desean que se construya la República Catalana, cuya vindicación es el sentido de marcha. Dentro de los tramos se agrupaban los diversos colectivos que apoyaban la manifestación, jóvenes en el eje "democracia", sindicalistas en "justicia social", etc.

Nadie va a ver la manifestación. El espectáculo es de meros actores y actrices sin público, es una ceremonia que el poder organiza para sí mismo y para los medios de comunicación. Cuadro vivo de la disciplina y del control centralizado. Existe una inteligencia unificada que, desde el centro, dirige todos los movimientos del “cuerpo” Toda la escena, como imagen y como demostración de poder, transmite el sentido de unidad y de disciplina bajo una autoridad única y decidida. Cualquier desorden, división, indisciplina e informalidad se elimina de la escena pública, se crea una imagen de cómo deberían ser las cosas, el desfile es una idealización eficaz de una creación irreal (Scott, 2003: 99-100).

El mensaje que se quiso transmitir, al servicio de una opción política particular (la de los Sres. Mas y Junqueras), es la de la obligación de los subordinados a manifestar su sumisión y se les da a entender que no tienen nada que hacer, que su proyecto político es imparable y cuenta con la unanimidad de quienes aman su tierra, por tanto, su única opción es obedecer. Ocasionales rebeldías serán castigadas con la marginación, desautorización, cuestionamiento de su catalanidad, sospechas de traición y de su auténtica ideología que no puede ser sino de derechas, o por qué no, ya puestos, fascista. Lo importante es que el poder de la imagen de un frente unido para asombrar e intimidar a los subordinados.

Pero los subordinados existimos, no nos aúna una patria alternativa ni una bandera diferente, lo demuestra el hecho de que no se haya formado una candidatura nacionalista española y sea impensable la unión de la derecha y la izquierda. Existen e intentan pensar con autonomía, empoderarse para lograr el poder que, mediante la autogestión, mejore las condiciones de vida de los más débiles, de los que más sufrimiento han soportado durante la crisis. De esa parte de la población que no está incluida en la hoja de ruta de “Junts pel sí”, la coalición de partidos que ha ocasionado esa situación de crisis social.

Notas:

[1] Este es el significativo título que Vicenç Navarro puso a un interesantísimo artículo: “Las causas reales (y ocultas) del subdesarrollo social de Catalunya”, público.es, Pensamiento crítico, 14 septiembre 2015. http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/09/14/las-causas-reales-y-ocultas-del-subdesarrollo-social-de-catalunya/

[2] Estas afirmaciones se basan en The Psychology of Nationalism de Joshua Searle-White, recogidas por Juan M. Blanco, “Psicopatología del nacionalismo”. Vozpopuli, 12-09-2015. http://vozpopuli.com/analisis/68131-psicopatologia-del-nacionalismo.

[3] Estos planteamientos del discurso público y oculto son una propuesta de James C. Scott (2003): Los dominados y el arte de la resistencia.Txalaparta, Tafalla.

[4] De nuevo tomamos como referencia la obra de James C. Scott (2003).

[5] Vicenç Navarro (2015): “Las causas reales (y ocultas) del subdesarrollo social de Catalunya”.

Blog de la autora: http://pensarenelmargen.blogspot.com.es/..



....................


Nota.blog 1

James C. Scott, profesor de Sociología y Antropología en la Universidad de Yale, ha centrado sus estudios en la resistencia a la dominación y en los propios dominados. ¿Cómo sobreviven las personas en situaciones de opresión? ¿Qué hace posible la resistencia e incluso la revolución? Este autor, en Los dominados y el arte de la resistencia[1], tiene una perspectiva original de la dominación puesto que afirma, en base a sus estudios sobre los pueblos del sureste asiático, que cuanto más grande sea la desigualdad de poder entre los dominantes y los dominados, y cuanto más arbitrariamente se ejerza el poder, el discurso público de los dominados adquirirá una forma más estereotipada y ritualista. Por ello, diferencia claramente discurso público (conducta del subordinado en presencia del dominador) de discurso oculto (conducta más allá de la observación directa de los detentadores de poder).http://pensarenelmargen.blogspot.com.es /

Nota blog 2..En ese sentido la historiadora Ana Cabana  en un reciente libro , La derrota de lo épico, sobre la resistencia del campesinado gallego al franquismo , nos da un idea totalmente diferente de una Galicia afin al franquismo .http://histagra.usc.es/es/nova/d4aabecc4692 /






jueves, 24 de septiembre de 2015

Fray Junípero Serra, funcionario de la Inquisición,



Franciscanos e indios en la Alta California española, 1769-1822..



http://revistas.uned.es/index.php/ETFIV/article/viewFile/1597/1479



 .Nota 1... Los que entraron en la Baja California fueron los jesuitas y luego cuando los tuvieron evangelizados pasó lo mismo que se ve en la película Misión . En el siglo XVII los jesuitas fundaron misiones en el indómito norte de México, que entonces todavía aparecía en los mapas como una gran mancha blanca. Ellos se diferenciaban de los otros misioneros en que de corazón deseaban preservar las comunidades originarias y realmente querían convencer a los pueblos indios asentados ahí de la buena nueva que traían consigo. Esta valoración de una cultura diferente y el principio rigurosamente guardado de la conversión voluntaria, fueron únicos en su época. También se esforzaron por proteger a la población autóctona de la esclavización y el saqueo perpetrados por los conquistadores españoles , luego llegaron dominicos y franciscanos... De todos modos..http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203762



 Nota 2. El titulo se debe a que efectivamente fue   maestro de novicios y tenía un cargo de comisario de la Inquisición en México  capital .

Los independentistas y su sillón giratorio.






Los 'indepes' que 'chupan' de Madrid.


Figuras públicas afines al independentismo forman parte del consejo asesor catalán de Telefónica, una compañía encabezada por César Alierta, uno de los hombres más poderosos del mundo empresarial español que han alertado recientemente de efectos "super negativos" de la secesión y ha invitado a los empresarios catalanes a hacer números y ver si les interesa "seguir vendiendo o no"

Es muy conocido el posicionamiento del economista Xavier Sala-i-Martin, el más mediático de los 'indepes' de Telefónica. Pero la operadora también cuenta con Artur Carulla, presidente del holding Agroalimen (Gallina Blanca y Pans&Company, entre otros), que ha declarado su apoyo a la causa independentista y, según ha publicado El Confidencial, intentó vetar un comunicado del Círculo de Economía crítico con el 'proceso'.

En el mismo órgano están Imma Tubella, rectora de la UOC y miembro de la candidatura Junts pel Sí que ha definido a España en alguna ocasión como el país "del subsidio y del chollo", y el empresario Carlos Colomer, que se aseguró una jubilación dorada con la venta de su negocio a Revlon, y aunque no se ha decantado en cuanto a la secesión, es cercano a la órbita convergente y fue uno de los destacados financiadores del extinto Centre d'Estudis Jordi Pujol.

¿Y Endesa?

Germà Bel, número uno de la lista de Junts pel Sí por Tarragona, abandonó el consejo asesor de Endesa coincidiendo con su proclamación como candidato, pero la compañía energética -fundada en España, pero controlada por la italiana Enel- mantiene un puñado de partidarios del 'proceso' como asesores en Catalunya incluso mayor que el de Telefónica.

Entre todos ellos destaca David Madí, ex alto cargo de la Generalitat pujolista y ex jefe de comunicación de Convergència, que es el presidente (y, por cierto, es sobrino de Carlos Colomer). También forman parte del órgano consultivo el secretario general de UGT en Catalunya, Josep Mª Àlvarez, y su homólogo de CCOO, Joan Carles Gallego. Los dos se mostraron partidarios de la consulta del 9N del 2014 y contrarios a las declaraciones contra la independencia de los líderes estatales de sus sindicatos.


También hay que contar entre los alineados con el 'proceso' a Carles Sumarroca Claverol, exvicepresidente de Comsa Emte, imputado por la Audiencia Nacional en el caso de Jordi Pujol Ferrusola e hijo de uno de los fundadores de Convergència, y con Albert Mitjà, y, nuevamente, con Imma Tubella.


....http://cort.as/XVGX

NOTICIAS RELACIONADAS
Oleguer Pujol, el hijo más joven del expresidente de la Generalitat, declaró a Hacienda el pasado 2 de septiembre de 2014 que posee un patrimonio en el extranjero cifrado al menos en 89.541.583,73 euros...

http://cort.as/XVJT


lunes, 21 de septiembre de 2015

Cataluña .¿Un callejón sin salida?

Cataluña, Año IV: no lo saben, pero lo hacen




Imagen: "Lo haremos", fotografía aérea de la manifestación multitudinaria del 11S electoralmente manipulada por la lista delJunts pel Sí deArtur Mas

Por cuarto año consecutivo, el soberanismo catalán movilizó en Barcelona a centenares de miles de manifestantes el pasado 11 de septiembre, Diada Nacional de Catalunya. Es ocioso discutir la cifra exacta. Lo cierto es que, según estudios demoscópicos fiables, cerca de un 80% de la población catalana se muestra firmemente partidaria del ejercicio del derecho de autodeterminación del pueblo catalán. Que más de un 40% estaría hoy mismo dispuesto a votar SÍ a la independencia en un eventual referéndum. Y que esa robusta minoría independentista, cuatro años después, y tras experimentar reveses de varios tipos, mantiene intactas –o aun acrecidas— su capilaridad social, su potencial (auto)organizativo y su capacidad para movilizar democrática y pacíficamente en torno a un 15-20% de la población. Unas cifras, huelga decirlo, imponentes y sin parangón en la Europa de hoy.
Que una mayoría tan aplastante de los ciudadanos de Cataluña apoye firmemente el derecho de autodeterminación, ayuda a explicar algo que en condiciones normales resultaría harto enigmático: por qué una movilización tan persistente y unas preferencias políticas tan (crecientemente) intensas como las del independentismo verosímilmente minoritario no han generado, contra lo proclamado por la venenosa propaganda monárquico-unionista al uso, tensiones y conflictos cotidianos reseñables. Ni siquiera polarización social seria en torno al llamado "eje nacional".
Sobre los orígenes recientes del auge soberanista catalán
La imponente pujanza y la asombrosa persistencia del soberanismo catalán de estos últimos cuatro años ha de entenderse en el contexto de la crisis del bipartidismo dinástico, arquitrabe de la Segunda Restauración borbónica. Se puede recordar que la respuesta de la sociedad catalana a la mayoría absoluta de Aznar –casi tan insolente como la actual de Rajoy— consistió en colocar a Pasqual Maragall (con más de 1 millón de votos y el 32% del sufragio) en la presidencia de la Generalitat al frente de un gobierno tripartito de izquierda en las elecciones autonómicas de noviembre de 2003. Y en las elecciones generales de marzo de 2004, en dar al PSC 1,5 millones de votos y 21 diputados decisivos para la investidura del Zapatero como presidente del gobierno de España. Todavía cuatro años después, en las elecciones generales de 2008, un PSC encabezado por Carme Chacón (¡!) lograba su récord histórico de casi 1,7 millones de votos (más de un 45% del sufragio) y 25 diputados en las Cortes españolas. Ahora el PSC está en las peores expectativas de su historia, seguramente a pique de convertirse en un partido marginal en Cataluña: se desplomó en las elecciones europeas de mayo de 2014, y en las últimas elecciones municipales de mayo pasado, por ejemplo, en los barrios obreros de Barcelona capital, como Nou Barris o Sant Andreu –su tradicional granero de voto—, pasó del 30% al 11%.
No se ha insistido lo suficiente en el significado menos superficial y más cargado de consecuencias, para Cataluña y para el conjunto del reino de España, de la victoria de Maragall al frente del tripartido de izquierdas en las autonómicas de 2003. La derecha catalana, simplemente, no pudo digerirlo. Porque ese triunfo –ya en 1999 había conseguido Maragall un récord de 37% del sufragio autonómico, y sólo la injusta ley electoral y la falta de coraje de ERC le privaron de acceder al gobierno— venía a romper el pacto bipartidista (tácito) CiU/PSC del régimen del 78 en Cataluña. Un pacto fraguado hacia 1983-84 con anuencia del PP (luego del caso Banca Catalana y de la crisis de Jordi Pujol con el gobierno de Felipe González), merced al cual las elecciones autonómicas catalanas las ganaría invariablemente CiU y las generales, el PSC. Gracias a una intensa política de "catalanización lingüística" –de la que la llamada "inmersión" en la escuela era sólo una parte— que garantizaba que el Parlamento autonómico y las radiotelevisiones públicas autonómicas serían monolingüemente catalanas en un país casi perfectamente bilingüe, [1] pero en el que una notoria mayoría (55% frente a 39%) tiene el castellano como lengua propia de identificación, una buena parte de la población se sintió excluida de la vida política y cultural autonómicas oficiales. La alta abstención en las autonómicas, señaladamente en el famoso cinturón rojo industrial de Barcelona, sería, así pues, el esperable resultado, y habrían de funcionar en la práctica como unas elecciones censitarias a favor de CiU. Ese artero uso pujolista de fer pais con una política lingüística excluyente e invisibilizadora de más de la mitad de la población rompía todos los usos y tradiciones históricas del viejo catalanismo popular republicano: todavía en 1980, el PSUC y ERC hacían normalmente propaganda política en castellano, y no sólo en el cinturón industrial. Pero pasó prácticamente desapercibido por unas izquierdas catalanas autonómicamente noqueadas  entre 1977 y 1981. [2]
El gobierno tripartito encabezado por Maragall a partir de 2003 no sólo fracasó por su falta de voluntad política para destruir las bases económicas y administrativas del régimen corrupto y clientelar pujolista (recuérdese el famoso amago de denuncia del 3% en sede parlamentaria). Fracasó también por su falta de coraje a la hora de enfrentarse al neocatalanismo excluyente e invisibilizador del pujolismo y de recuperar la tradición del viejo catalanismo popular y republicano, que jamás hizo bandera exclusiva y excluyente –y menos bandera invisibilizadora de más de la mitad de la población trabajadora urbana— de la lengua catalana. Al contrario, el PSC maragallista, si así quiere decirse, dobló la apuesta: había ganando unas elecciones autonómicas rompiendo el pacto bipartidista CiU/PSC del régimen del 78 en Cataluña, y quería seguir haciéndolo sin tocar las bases del sufragio censitario de las autonómicas. Lo que en la práctica solo podía lograrse arrebatando votos al pujolismo social y cultural, compitiendo en su terreno y con sus reglas de juego. La malhadada pirueta del nuevo Estatuto catalán iba en ese lote.
Zapatero intentó canalizar el creciente catalanismo de Maragall y de un PSC en feroz competición con CiU mediante un pacto para la reforma del Estatut.  El PP, que, a diferencia de lo ocurrido tras el caso Banca Catalana, se sentía orillado en la nueva recomposición de equilibrios PSC-PSOE-CiU (recuérdese que, al final, Zapatero traicionó a Pasqual Maragal y cerró el asunto a puerta cerrada con Artur Mas) , apretó un botón nuclear, origen de tantas cosas. Recurrió al Tribunal Constitucional y logró bloquear y arruinar una reforma legitimada en las instituciones –Parlament y Cortes— y, luego, en un referéndum popular (que contó, muy significativamente, y dicho sea de paso, con sólo un magro 49% de participación). No sólo demostró aquí palpablemente el PP su capacidad de veto bipartidista. Comenzó a demostrar también otra cosa no menos decisiva: sólo él podía ser el ya garante de un régimen deslegitimado socialmente por las políticas de austeridad y rendición manifiesta de la soberanía.
Se dirá que lo que ha tumbado y desangrado al PSC postmaragallista en estos últimos tiempos es el "tema nacional", su incapacidad para dar una respuesta seria y democrática al desafío soberanista catalán. Y eso no deja de tener un núcleo de verdad: basta ver las erráticas idas y venidas de su actual dirección en el último año y medio a propósito del "derecho a decidir". Pero lo que ha tumbado de verdad al PSC no han sido las muy publicitadas fugas de altos cargos hipercatalanistas  socialliberales como Ernest Maragall –el enemigo de la enseñanza pública— o Marina Geli –la enemiga de la sanidad pública—, sino el desplome de su sufragio obrero y popular tradicional. Lo que ha abierto una vía irreversible de agua en los cascos del PSC es una dinámica política más profunda, una dinámica que es concausa también del inopinado auge del movimiento soberanista catalán, y es a saber: la capitulación del PSOE entre mayo de 2010 y agosto de 2011 (reforma Express de la Constitución pactada con el PP) ante el ultimátum de la Troika, cuando rindió simbólicamentecoram populo toda idea de soberanía popular (europea, española o catalana).
No son tan distintas las razones del hundimiento de las expectativas electorales del PP en Cataluña y su augurable sustitución como partido unionista de la derecha por Ciudadanos. Es muy difícil mantener la ventaja moral del unionismo, una de cuyas armas fundamentales es haber denunciado desde el principio –todo lo falsaria y demagógicamente que se quiera [3]— las políticas culturalmente excluyentes e invisibilizadoras del pujolismo y haber sacado a la palestra la participación del Clan Pujol en la corrupción. Particularmente cuando hay sectores enteros de la derecha social catalana que no pueden ignorar el carácter estructural de esa corrupción en el capitalismo de amiguetes políticamente promiscuos del compartido régimen del 78 y el natural e inveterado engranaje de CiU en ese sistema. [4] Diríase que cualquier legitimidad política tiene ya que ser construida con cierta pretensión de estar más allá del régimen del 78 y de sus cristalizaciones autonómicas. Y Ciudadanos, el Podemos del IBEX-35, como se ha dicho, propone sobre el papel regeneración y reforma constitucional (recentralizadora) como condición para reconstruir, por lo pronto, el arco político dinástico y, enseguida, la resoldadura y la hegemonía social del bloque dominante oligárquico en todo el Reino.
¿Un callejón sin salida?
Es difícil comprender desde fuera del Reino de España el callejón aparentemente sin salida a que se ha llegado en Cataluña. Si el movimiento a favor de la autodeterminación es ampliamente mayoritario en Cataluña y si, en cambio, la fuerza del independentismo políticamente resuelto oscila, como mucho (todavía), en torno al 40% de la población catalana, ¿por qué diablos, cabría preguntarse –Bloomberg o The Economist lo han hecho— , no se ponen de acuerdo el PP, el PSOE y los "poderes fácticos" interesados en la conservación del statu quo en autorizar un referéndum de autodeterminación en toda regla que, con plenas garantías procesales y deliberativas, al estilo escocés, resuelva "definitiva" y democráticamente el problema?
La respuesta al uso es que la Constitución de 1978 no permite ese tipo de referéndum.  ¿Se podría y se debería reformar? Dejando aparte la consabida legión de publicistas doctrinarios especializados  últimamente en cargar pseudofilosóficamente contra la idea misma del derecho de autodeterminación de los pueblos, lo cierto es que los constitucionalistas científicamente serios ven técnicamente abierta y políticamente deseable esa posibilidad. El académicamente prestigioso Rubio Llorente lo planteó así en 2012, es decir, en el Año I de Cataluña:
"… ni la inoportunidad de la iniciativa [de un referéndum de autodeterminación en Cataluña], ni la mayor o menor torpeza de las razones que la mueven, permiten al Gobierno ignorarla, ni lo dispensan de tomar a su vez las medidas necesarias para encauzarla pacíficamente, y hasta ahora no ha hecho gesto alguno en ese sentido [...] Es deber del Gobierno contribuir a la búsqueda de vías que permitan llevarla a cabo de la manera menos traumática para todos; sin violar la Constitución, pero sin negar tampoco la posibilidad de reformarla si es necesario hacerlo [...] Lo urgente, lo inaplazable, es verificarla solidez y el contenido de esas aspiraciones y para esto no hay otro camino que el del referéndum [...] Si una minoría territorializada, es decir, no dispersa por todo el territorio del Estado, como sucede en algunos países del Este de Europa, sino concentrada en una parte definida, delimitada administrativamente y con las dimensiones y recursos necesarios para constituirse en Estado, desea la independencia, el principio democrático impide oponer a esta voluntad obstáculos formales que pueden ser eliminados. Si la Constitución lo impide habrá que reformarla, pero antes de llegar a ese extremo, hay que averiguar la existencia, y solidez de esa supuesta voluntad."
Eso fue, como dicho, en el Año I. En el Año IV de Cataluña, nadie en su sano juicio debería poder dudar ya de la "existencia y solidez" de la voluntad autodeterminista de la "minoría territorializada" catalana. Otras voces jurídicamente prestigiosas, como la de Santiago Muñoz Machado ("Cataluña exige una respuesta y el Estado debe ofrecérsela") se han añadido entretanto a planteamientos como el de Rubio Llorente. 
A eso se opone a veces el escepticismo del historiador. Que dirá, no sin buenas razones, que es inútil hablar de una "reforma constitucional" que "facilite" o "redefina" el "encaje" de Cataluña en España recordando, con oportuno repaso de archivos y hemerotecas, aquel cuento  jamás cumplido de la "reforma de la Constitución" que hizo correr inútilmente ríos de tinta durante la Primera Restauración borbónica, al menos entre 1898 y 1931. Pero seguramente la objeción de más peso a las bienintencionadas ideas de reforma constitucional tiene que ver, no con argumentos iusconstitucionalistas estático-formales, ni con la experiencia histórica, sino con la naturaleza de la dinámica política que se puso en marcha con la Segunda Restauración borbónica.
Porque la Transición democrática que cuajó en el régimen constitucional de 1978, como recordó hace poco más de un año el sólido constitucionalista sevillano Javier Pérez Royo, no fue una restauración de la democracia en forma de monarquía parlamentaria, sino, básicamente, una (segunda) Restauración de la monarquía borbónica bajo las formas democrático-parlamentarias que resultaban poco menos que inevitables en el mundo y en la Europa de entonces. Una Europa con el recuerdo todavía vivo del antifascismo triunfante en 1945. Y un mundo, por ejemplo, en el que ningún gobernante podría haber siquiera osado decir, como David Cameron hoy mismo, que el principal partido histórico de la oposición –el laborista— representa una "amenaza para nuestra seguridad nacional, para nuestra seguridad económica y para nuestra seguridad familiar."
El reconocimiento del derecho de autodeterminación de las naciones históricas (Cataluña, País Vasco y Galicia) formaba parte de los programas políticos de todas las fuerzas antifranquistas de izquierda, incluido el PSOE de Suresnes que catapultó a Felipe González al liderazgo. Ese derecho desapareció de los programas del PCE, primero, y del PSOE, después, con la aceptación de la Constitución monárquica de 1978. Al hurtar un referéndum sobre la forma de Estado –Monarquía o República—,   con la abstención del PSOE y el voto a favor del PCE, la Segunda Restauración secuestró el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de España, razón por la cual tenía que cerrarse a cal y canto contra el reconocimiento del derecho de autodeterminación de cualquier pueblo de España en particular.
Frente a las cínicas y refitoleras cursilerías del ponente conservador Herrero de Miñón [5] o a las vaguedades campanudas de la "minoría catalana" (el empresario Güell de Sentmenat votó contra la autodeterminación, mientras que Trias Fargas se abstuvo), el ponente constitucional comunista, Jordi Solé Tura, lo dejó dicho con la claridad y el desenvuelto pragmatismo que le caracterizaban en el dramático plenario de 21 de julio de 1978. Un derecho fundamental –es de notar que ninguno de los intervinientes en esa sesión, salvo el franquista Fraga, lo negó como tal "principio abstracto"— tenía que rendirse por razones de oportunidad y coyuntura política:
"Hemos aprobado un artículo [el Título preliminar, ahora sabemos que impuesto literalmente  manu militari a los constituyentes] que define muy claramente lo que entendemos por España cuando decimos y manejamos términos que se complementan, que son indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles (…) Esto es lo que estamos haciendo y no otra cosa; y en función de eso, no nos hemos abstenido, sino que hemos votado «no» al derecho de autodeterminación tal como nos lo planteaba la enmienda del señor Letamendia, que era hacer otra Constitución; y nosotros estamos haciendo ésta." [6]
Así pues, y visto con esa perspectiva histórica, una "reforma constitucional" que buscara ahora encajar el principio de autodeterminación de Cataluña no plantearía un mero problema técnico-formal resoluble con buena y realista voluntad política de los poderes fácticos de este país. Hay que suponer, antes bien, que abriría una dinámica política totalmente nueva, poniendo más temprano que tarde el dedo en la llaga del pecado original del régimen del 78. Por ejemplo: después de Cataluña, vendría el País Vasco, y tal vez Galicia. Y lo que es más importante: en la deliberación previa a un referéndum legal de autodeterminación en Cataluña, resultaría decisivo para el resultado final saber si Cataluña se adhería federal o confederalmente a la Monarquía de Felipe VI o a una III República en el marco de un nuevo proceso constituyente español. Es evidente que la legión de independentistas condicionales (o republicanos), como Ada Colau o Lluis Rabell, podrían resultar determinantes… Y esta y no otra es la razón de fondo que permite conjeturar que no habrá nunca ninguna reforma constitucional que, en el marco de la Segunda Restauración borbónica, pueda dar satisfacción a las abrumadoramente mayoritarias aspiraciones autodeterministas de la Cataluña actual.
Ya hemos editorializado recientemente sobre las trampas de Artur Mas y la impostura de su lista del Junts pel SI, así como sobre las insuficiencias del independentismo de la izquierda radical (cfr. "Zelig en Cataluña: del transformismo político al baile de disfraces"). No es cuestión de insistir ahora. Por lo demás, es muy fácil burlarse de las demasías e ingenuidades de los actuales dirigentes de todas las fuerzas independentistas catalanas. De quienes parecen creer que la independencia de un "nuevo Estado europeo" será cosa de coser y cantar en una UE austeritaria y descompuesta que acaba de yugular sin pestañear la "primavera de Atenas". Y de quienes, en un reverso simétrico, consideran que todo se resuelve mágicamente con una ruptura de principios con la UE del "Consenso de Bruselas". Todos los escenarios posibles, por el contrario, apuntan a que la creciente polarización social y política, lejos de simplificar el tremebundo conflicto de legitimidades que se apunta después del 27-S, tenderá a una enorme complejidad de tiempos y de confrontaciones parciales transversales que habrán de determinar en muy buena medida el desarrollo futuro de la crisis del régimen del 78 en una Europa de porvenir incierto.
Pero las direcciones de las izquierdas autodeterministas no independentistas, que, dicho sea de paso, no han conseguido evitar –como sí lograron Ada Colau, Gerardo Pisarello y su equipo en las municipales— la conversión de las próximas elecciones autonómicas en un plebiscito por o contra la independencia y de las que todavía se espera una reflexión seria –más allá de discursos discurseantes— sobre el aplastamiento de Syriza y la capitulación de Tsipras, deberían al menos empezar por reconocer esto:
Que no hay ahora mismo en el Reino de España un movimiento de masas democrático con potencial rupturista más peligroso y amenazador para elstatu quo que el que viene exigiendo con persistente fuerza el ejercicio del derecho de autodeterminación de Cataluña.  Los nacionalistasindependentistas no lo saben. Tal vez. Pero lo hacen.
Y sería estupendo que los que aparentemente sí saben –o por tradición internacionalista deberían saber— en qué mundo grande, terrible y peligrosamente incierto vivimos hoy tomaran nota. E hicieran también. Sin ilusiones. Sin tacticismos. Sin puñaladas de pícaro. Sin pragmatismos desenvueltos de nuevo cuño. Porque lo que parece claro es que la Segunda Restauración es ya muy difícilmente compatible con una unidad libremente consentida de los pueblos de España.
NOTAS:
[1]  En Cataluña, el porcentaje de los que hablan catalán, que es el 75 % de la población total, llega al 90 % entre los jóvenes de 15 a 29 años. Con datos de 2013 y para la población mayor de 15 años, sabe hablar el catalán el 80% de la población, aunque sólo sabe escribirlo el 60%. El castellano lo sabe hablar el 99,7% y sabe escribirlo el 96%. Por lo demás, contra lo que parecen creer nacionalistas y pseudocosmopolitas de toda laya, y en particular los ideólogos filopujolistas y los ideólogos cerrilmente españolistas, la lingüística cognitiva histórica enseña: 1) que el bilingüismo, lejos de ser una rareza o una situación inestable, es la condición más normal de las culturas humanas: más de un 60% de la humanidad, hoy mismo, es al menos bilingüe; y 2) el multilingüismo está tan arraigado en la misma naturaleza humana, que lejos de tender al monolingüismo, la persistencia de la pluralidad de lenguas humanas es un rasgo estable de la Humanidad, con relativa independencia de las políticas practicadas. Hoy, en plena "globalización", hay más lenguas humanas vivas (unas 7000) que especies de mamíferos. Cfr. Mark Pagel,Wired for culture. The Natural History of Human Cooperation, Penguin, Londres, 2012.
[2] Manolo Vázquez Montalbán fue uno de los pocos que se atrevió a protestar tímidamente desde la izquierda (en 2002): "… la política cultural de la Generalitat cometió la torpeza de entender que sólo se tenía que dedicar a normalización lingüística del catalán, sin asumir una posición con respecto al castellano. Esto produjo la impresión de que se creaban pautas lingüísticas para que el catalán se convirtiera en la lengua hegemónica. Se imponía la lógica de que Cataluña es una nación que tiene una lengua propia, que es el catalán. Pero, en cambio, se ignoraba o no se asumía que el castellano era una lengua totalmente viva, coexistente y cohabitante; que además se correspondía con casi el 50% de la población." No fue una "torpeza", y si lo fue, lo cierto es que rindió enormes réditos políticos a quien la cometió.
[3] Los usos excluyentes y exclusivos de la lengua catalana por el neocatalanismo autonómico filopujolista han convertido a la política lingüística es un tema especialmente sensible y de enmarañada discusión en Cataluña. El gobierno de Rajoy y Ciudadanos han buscado a través de ella, sin demasiado éxito en Cataluña, la polarización social. Basta recordar las palabras del ministro de educación de Rajoy, el inefable Wert, manifestando su intención de "españolizar a los niños catalanes".  Ahora bien; se opine lo que se quiera respecto a lo que debe hacerse políticamente con las realidades lingüísticas de Cataluña, debe partirse de unos hechos que son muy desconocidos o premeditadamente deformados fuera de Cataluña. Basten unos pocos ejemplos. En la administración de justicia, las sentencias redactadas en catalán en Cataluña en el año 2012 constituyeron apenas el 12,7% del total (y en las salas contencioso-administrativas, solo el 5%). Las delegaciones del gobierno español, la policía nacional, la guardia civil o el ejército no ofrecen más que simbólicamente servicios a la ciudadanía en lengua catalana, y no pocas veces renuentemente. La prensa escrita en castellano representa actualmente el 85% del total. Sólo un 10% de las películas en los cines de Cataluña están dobladas al catalán. Dicho todo esto: una de las cosas más interesantes y prometedoras del nuevo catalanismo independentista de los últimos años es su principio de ruptura con el los usos exclusivos y excluyentes de la lengua catalana y una actitud hacia la lengua castellana que vuelve a enlazar con las mejores tradiciones del catalanismo republicano popular histórico: valgan aquí como testimonio sumario fenómenos como Súmate (ahora en Junts pel Sí) o las interesantes e inteligentes posiciones de candidatos de las CUP, como David Fernández o Antonio Baños.
[4] Baste un solo ejemplo, recientemente aportado por el economista Francisco Martín Seco: "En 2004, la Agencia Tributaria, tras una serie de inspecciones, había comenzado a levantar actas a un conjunto de sociedades, compuestas en su totalidad por los grandes patrimonios del país, que se consideraba que no cumplían los requisitos requeridos para constituir una SICAV y que, en consecuencia, deberían tributar por el régimen común (el tipo del impuesto de sociedades al que tenían que someterse era del 35% en lugar del 1%). Todos los principales capitales se pusieron alerta y reclamaron el apoyo de CiU, que presentó una enmienda a la Ley 24/2005, de 18 de noviembre, de reformas tributarias para el impulso a la productividad (vaya paradoja), por la que se le retira la competencia a la Agencia Tributaria y se le atribuye a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Desde entonces, las grandes fortunas de este país, gracias a CiU (y ciertamente a otros muchos), continúan utilizando con fraude de ley un régimen fiscal privilegiado que no está diseñado para ellas."
[5] "La autodeterminación de los pueblos de España no es cosa de hoy; no es algo que quepa dentro de un Título bis del proyecto de Constitución, es algo que subyace y fundamenta la Constitución misma, porque es nuestra propia existencia histórica. Los pueblos de España se están autodeterminando desde hace siglos [sic!] y se autodeterminan hoy en la voluntad irreversible de vivir en común." Véase:http://www.congreso.es/public_oficiales/L0/CONG/DS/C_1978_116.PDF(pág. 4566)
[6] Véase:http://www.congreso.es/public_oficiales/L0/CONG/DS/C_1978_116.PDF(págs. 4569-4570). Varios años después, el propio Solé Tura volvía sobre esa dramática discusión constitucional con Paco Letamendía: "de haber votado la incorporación del derecho de autodeterminación tal como lo proponía el diputado señor Letamendia no habríamos tenido ni derecho de autodeterminación ni autonomías, y posiblemente ni Constitución" (Nacionalidades y nacionalismos en España, Alianza Editorial, Madrid 1985, p. 140).
Antoni Domènech es el Editor general de SinPermisoGustavo Buster yDaniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.