martes, 4 de julio de 2017

Catalunya. ¿ Proceso demócratico ?

 
La paradoja de la AMI de Cataluña
Exigen urnas-referéndum el 1-O sin haber convocado ningún referéndum que estaba a su alcance



Lo de que se exija “urnas, urnas, urnas” en Cataluña, donde hemos votado unas seis veces en los últimos cuatro años suena un poco a pitorreo, a gracieta masculina. Mejor pasar. Pasamos. Hablemos, pues, del referéndum del 1-O.
La AMI, laAsociación, creada, abonada, organizada y cuidada por las fuerzas políticas secesionistas, es una organización de ayuntamientos secesionistas a la que tienen la cara -dura, muy dura- de llamarle organización de la “sociedad civil catalana”. ¿Una sociedad civil formada por Ayuntamientos? Mejor pasamos también.
Forman parte del AMI 787 ayuntamientos. La mitad tiene menos de 1.000 habitantes. Englobarían el 43% de la población catalana (no del censo por supuesto).
Si consideramos los casos de Badalona y Sabadell y restamos sus poblaciones el porcentaje sería menor, bastante menor. ¿De dónde esa resta imaginada?
En Badalona, la tercera ciudad más poblada de Cataluña, gobierna una alcaldesa de la CUP que se presentó como “Badalona en comú-PA”: unos 15 mil setecientos votos, el 17,6%. Si sumamos los votos de las fuerzas no secesionistas superan el 55%. En el caso de Sabadell, la quinta ciudad catalana por población, gobierna ERC, Juli Fernández. Fue la tercera fuerza en las elecciones, con el 14,79%.
Ni la ciudadanía de Badalona ni la de Sabadell, es una conjetura razonable, están hoy por hoy por el programa secesionista antidemocrático.
Los partidarios del secesionismo señalan para dar solidez a su posición que en Barcelona la moción para impedir la consulta fue rechazada, de lo cual, argumenta, están a favor. Pero es obvio que no es el caso. La propuesta del PP del pasado viernes 30 de junio contó con los votos favorables del PSC y Ciudadanos; el resto de fuerzas votaran en contra. Si PDCat-CDC o ERC hubieran presentado una moción a favor de la participación en el AMI o en el referéndum secesionista antidemocrático el resultado hubiera sido el mismo: rechazo. Las compañeras de Barcelona en comú, la formación que gobierna la ciudad, no están a favor de este referéndum, de este ejercicio no democrático del dret a dividir.
Por cierto, una concejal de la CUP, María José Lecha, dando muestras de un pensamiento equilibrado, temperado, informado, afirmó lo siguiente en la sesión: “Podrían enviar a la fiscalía, la Guardia Civil, la Inquisición o Tejero, pero habrá urnas”. ¿Urnas? ¿Sabrá Lecha que hace muchos años que hay urnas en Barcelona y alrededores? Confundió, una vez más, su deseo (contra peor, mejor) con la realidad. España, para la CUP, salvando algunas excepciones, es un país de fachas, incultos e imbéciles.
En todo caso, no son los anteriores los puntos centrales. Lo esencial es lo siguiente:
AMI reclama un referéndum para que la ciudadanía decida A o B (mejor S o S, secesión o secesión). En AMI participan 787 ayuntamientos, casi un 84% de los 948 municipios que hay hoy en Cataluña (les faltan los más importantes: Barcelona, Lérida, Tarragona, Santa Coloma de Gramenet, Hospitalet,…). El asunto, lo sabemos todas, tiene importancia, no es cualquier cosa.
Las fuerzas del gobierno de la Generalitat no se presentaron con un programa que pasara por hacer ningún referéndum secesionista. Lo suyo era la secesión en 18 meses. Cambiaron de pantalla, lo les quedó otra, sin convocar nuevas elecciones.
Luego por tanto, como el tema es muy pero que muy importante, es de imaginar que los que reclaman un referéndum habrían de haber hecho referéndums en sus poblaciones preguntando a sus vecinos si quieren o no quieren participar como ayuntamiento en una organización secesionista. ¿Cuántos se han convocado? Es decir, exijo lo que yo no hago y puedo hacer.
La cuestión, insisto: ¿cómo se entiende que AMI exija un referéndum secesionista sin que los ayuntamientos que la forman, en general, hayan realizado referéndums que están a su alcance y fáciles de organizar? Hubiéramos visto porcentajes de participación, votos a favor, votos en contra.
¿Tiene algún nombre esta evidente aporía? Si, lo tiene: la paradoja de la cara dura, del no oír, de autodenominarse demócratas, contentos de conocerse a sí mismo, y no abonar, en cambio, prácticas democráticas. Quina cara!

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