sábado, 18 de marzo de 2017

Ucrania .- Oligarquía y nacionalistas han conducido al país hacia un pozo sin fondo,


Ucrania en situación catastrófica

Por Roberto Heras
 
El país ha sido conducido por la oligarquía y los nacionalistas hacia un pozo sin fondo, y hacia una posible desaparición del estado ucraniano.

Días convulsos estos últimos en Ucrania, hacia una semana publicábamos como los ultranacionalistas amenazaban con dar junto al ejercito un golpe en la Rada suprema contra Petro Poroshenko, en cuestión de 7 días la situación empeoro considerablemente, hasta el punto que algunos antiguos diputados acusan al presidente del país de estar preparando su huida del país.
La semana comenzaba con el reconocimiento por parte de Rusia de los pasaportes de ambas Repúblicas, algo que fue respondido por Ucrania con la petición de aumentar las sanciones por parte de la Unión europea contra Rusia. En el mismo lapso los nacionalistas ucranianos bloqueaban el ferrocarril de Donbass a Ucrania, para que Ucrania dejase de comerciar con el Donbass, ya que según los nacionalistas cada tren que llega de Donbass son ingresos para las jóvenes Republicas, las repúblicas como respuesta lanzaron un aviso a Kiev, si las autoridades no reaccionaban y acababan con el bloqueo del comercio comenzarían a expropiar las empresas ucranianas que no se registrasen en las Repúblicas. Finalmente, Kiev fue incapaz de acabar con el bloqueo, y no solo eso, los nacionalistas ayer bloqueaban caminos y carreteras que unen las Repúblicas con Ucrania, asique el miércoles las repúblicas de Donbass hicieron efectivas las amenazas y expropiaron un total de 40 empresas. (Lista de empresas expropiadas)
Hay que destacar que esta expropiación afecta directamente a los socios del presidente ucraniano, a los oligarcas, empresas de oligarcas como Ihor Valeriyovych Kolomoyskyi (Principal financiador de los batallones nazis) han sido expropiadas por las administraciones de Lugansk y Donetsk, pese a los intentos de sabotaje sus empresas ya están intervenidas, otro ejemplo es el de uno de los oligarcas más ricos de Europa Rinat Leonídovych Ajmétov, la fortuna de Ajmetov se estimaba en 4,44 mil millones de dólares, tras el 28 de febrero se calcula que tuvo unas pérdidas de 780 millones de dólares por la expropiación de sus empresas en territorio de las Repúblicas.
Ante esto la Rada suprema trata de reaccionar, pero de qué manera… el partido radical Oleg Lyashko presentaba en la Rada un proyecto de ley en respuesta a esas expropiaciones, nacionalizar la propiedad rusa en territorio ucraniano, calificándole nuevamente como país agresor.
Ayer el presidente ucraniano expresaba a los ministros de exteriores de Reino Unido y Polonia su intención de solicitar sanciones contra las Repúblicas y contra Rusia, a la que acusa de haber confiscado sus activos en Donbass. También pudimos conocer que Poroshenko y Vladimir Putin tuvieron dos conversaciones telefónicas, confirmadas tanto por Poroshenko como por el Kremlin, sin resultado alguno.
Por su parte las Repúblicas con sus movimientos han evitado varias situaciones graves en su territorio, en primer lugar, el despido de los trabajadores, de otro lado han salvado la producción y el funcionamiento de las empresas en territorio de Donbass, y también han encontrado cliente alternativo para sus minerales bloqueados por los nacionalistas ucranianos, Rusia. Por lo que se entiende que las Repúblicas han actuado acorde para proteger los intereses de sus habitantes ante el bloqueo de los nacionalistas ucranianos y la ineficacia de los dirigentes de Kiev a la hora de tratar de solucionar el problema con sus nacionalistas, una administración que ya hace tiempo dejo de controlar el propio país que administra.
Los problemas para Ucrania no acaban aquí y no solo tienen problemas con Rusia y sus antiguos territorios, además tiene problemas internos, tan grandes que el exdiputado ucraniano Volodymyr Oliynyk denunciaba que el presidente Poroshenko está preparando su huida del país hacia España. Según el exdiputado, los funcionarios de aduanas y los servicios de seguridad le han informado de que el presidente ha enviado dos aviones a España con dinero y objetos artísticos de gran valor.
También tiene más territorios con “separatistas” a los que está deteniendo masivamente. Por ejemplo, el exdiputado ucraniano Alexei Zhuravko en su página de Facebook compartía varios documentos oficiales que demostraban estas acusaciones, además de detención de personas se confiscan móviles, ordenadores… los documentos eran de Kherson, no queremos imaginar la situacion en Slaviansk y otros territorios ocupados por las tropas ucranianas. Un detalle que nos muestra el nivel de represión y censura es la reciente medida de la administración Poroshenko, que ha presentado una lista de medios de comunicación prohibidos en el país, básicamente medios que a la hora de informar se salen de la versión oficial o medios rusos, aunque esto ultimo ocurre tambien en occidente.
Y no solo tiene problemas con separatistas, sino que también los tienen con sus hasta no hace tanto socios nacionalistas con los que hicieron en teoría la revolución de Maidan. Los nacionalistas además de llevar tiempo avisando con dar un golpe de estado, además de producir este bloqueo que va camino de colapsar Ucrania, también está en guerra abierta contra parte del ejército uckra , tanto civiles, milicia, como medios registran ataques de los batallones nacionalistas contra militares ucranianos, o se registran ataques de artillería ucraniana contra posiciones del ejército ucraniano, algo que unido a las amenazas de golpe de estado se puede interpretar como purga del ejercito ucraniano.
Conociendo estos detalles podemos dar total credibilidad al comentario de PM de la Republica de Donetsk, quien decía que en cuestión de 60 días Ucrania dejara de existir como país.
Para seguir casi diariamente estos y otros sucesos pueden seguir nuestro canal de Youtube. 


 http://kaosenlared.net/ucrania-en-situacion-catastrofica/#comment-320878

viernes, 17 de marzo de 2017

Prepárate para odiar a los estibadores-

Prepárate para odiar a los estibadores-


Cada vez que un colectivo "privilegiado" pierde derechos, el efecto mariposa laboral nos acaba golpeando a todos


El diario.es.


Hacía ya tiempo que no teníamos un colectivo de trabajadores al que odiar con todas nuestras fuerzas y poder gritarles "¡privilegiados!". Hemos odiado a funcionarios (¡parásitos!), mineros (¡subvencionados!), profesores (¡vagos, todo el día de vacaciones!), y por supuesto a los más odiables de entre los odiosos: los controladores aéreos, que tan buenos ratitos de odio nos dieron un verano.
Pero estamos de enhorabuena, porque en los próximos días nos van a echar un nuevo hueso: los estibadores de puerto. No sabíamos nada de ellos hasta ahora, solo que son los que cargan y descargan barcos; pero resulta que también son unos privilegiados. Ahora el Gobierno prepara un decreto para liberalizar la actividad, y los trabajadores están dispuestos a ir a la huelga para defender sus derechos. Perdón, quiero decir que "los privilegiados están dispuestos a chantajearnos para defender sus privilegios".
La secuencia es la habitual, la hemos visto muchas veces:
1.- Cogemos un colectivo que todavía no haya sucumbido a reformas laborales y precarización.
2.- Anunciamos recortes de sueldos y derechos, porque "lo manda Europa", y con el argumentario habitual: liberalizar, ganar competitividad, modernizar, crear empleo…
3.- Señalamos a los trabajadores como "privilegiados", "restos de un modelo anacrónico" (a ser posible del franquismo, para odiarlos más), y por supuesto "aristocracia sindical".
4.- Informamos a la ciudadanía de los privilegios (sueldos altos, eso lo primero).
5.- Rompemos la negociación, por muy avanzada que esté, y no les dejamos más salida que la huelga.
6.- Acusamos a los huelguistas de dañar un "sector estratégico".
7.- Lanzamos una campaña de desprestigio por tierra, mar y aire.
Además, hay que asegurarse de que los representantes sindicales no tengan voz, que ya sabemos lo manipuladores que son: si les dejamos, dirán que lo suyo no son privilegios sino derechos ganados en décadas de lucha, que la suya es una profesión especialmente dura y con alta siniestralidad, que hay otras opciones para cumplir con Europa, que los puertos son rentables y lo único que buscan gobierno y patronal es abaratar costes laborales (rebaja salarial ¡del 60%!, más horas de trabajo, flexibilidad laboral…).
Nada, ni caso. No escuchen a los trabajadores, que son capaces de convencernos. Yo ayer lo hice, atendí a sus razones, y me entraron dudas: a ver si van a tener razón… A ver si en realidad no son unos privilegiados… A ver si es que el único "privilegio" que tienen (el mismo "privilegio" que controladores, mineros o funcionarios; el mismo "privilegio" que hemos perdido la mayoría; el que les quieren quitar) es el "privilegio" de ser capaces de defender sus derechos, de tener conciencia de clase, organización y capacidad de lucha.
Tantas dudas me entraron que miré a ver qué sindicato es ese de los estibadores y descubrí que tiene unos principios que no parecen los propios de una mafia ni de una aristocracia insolidaria: una coordinadora que se define de clase, democrática, asamblearia, internacionalista y que defiende la solidaridad con toda la clase trabajadora (como demuestra su participación en sucesivas huelgas generales).
Uf, me ablandé, lo reconozco. Empecé a pensar que deberíamos apoyar la lucha de los estibadores. No por ellos, sino por nosotros: porque cada vez que un colectivo "privilegiado" pierde derechos, el efecto mariposa laboral nos acaba golpeando a todos. No ganamos nada y, a cambio, perdemos espacios de organización sindical que todavía resisten y que sirven como ejemplo.
Nada, un día tonto, en seguida se me pasa. En cuanto vea dos telediarios recordándome el sueldazo de los estibadores me sumaré otra vez al pelotón de odiadores. Hacedme sitio, que voy.


 VER .


lunes, 13 de marzo de 2017

El dumping salarial alemán .

Los salarios alemanes, la eurocrisis y la suicida incompetencia económica del presente sindicalismo europeo


Heiner Flassbeck

12/03/2017


El dumping salarial alemán resulta innegable, y hasta algunos comentaristas conservadores empiezan a entenderlo. Y sin embargo, los sindicatos alemanes salen ahora a la palestra para negar lo que es innegable y poner bajo presión a sus colegas sindicalistas europeos.
No bien el nuevo presidente norteamericano lanzó al mundo sus ideas sobre el comercio internacional y su consigna de “America first”, empezó el neoliberalismo, y señaladamente su variante alemana -que combina neoliberalismo y mercantilismo— a revolverse como una fiera. Para algunos medios de comunicación establecidos, ningún argumento es demasiado necio como para no ser utilizado en la lucha contra este temible enemigo. (AQUÍ he entrado en la discusión de algunos de esos argumentos.)
Ocurre, empero, que en esa montaraz cacería los frentes se han invertido ahora de una manera sorprendente. Mientras que, en el lado derecho, cada vez encontramos menos  incorregibles dispuestos a negar lo innegable, en el lado izquierdo han aumentado brutalmente los negacionistas y los ergotizantes.
Entre algunos sindicalistas alemanes parece haber brotado un verdadero pánico que lleva a quienes desde hace ya cierto tiempo tienen voz y vara alta en los sindicatos industriales –los presidentes de los consejos de empresa— a dirigirse directamente a la opinión publica para defender el “libre comercio” y el mercantilismo alemán, negando toda culpa de Alemania en la eurocrisis. (véase AQUí.)
Que el periodismo establecido está en insalvable rumbo de colisión con Trump, se puede inferir directamente del hecho de que los últimos negadores de lo innegable se abrazan a cualquier cifra que haya lanzado al mundo –no importa la fuente— alguno de los suyos.
Así, por ejemplo –mero ejemplo—, Uwe Jean Heuser escribe en Die Zeit que ya no puede reprocharse dumping salarial a Alemania, porque en los pasados tres años ha experimentado un crecimiento del 6% en los salarios reales.
Lo que no significa absolutamente nada, porque no tiene nada que ver con los salarios reales, sino con los salarios nominales y con los costes salariales unitarios. Si los salarios reales alemanes han crecido, es sólo gracias al hecho azaroso de que los precios al consumidor se han mantenido durante un tiempo muy bajos. Además, de lo que se trata es de dumping salarial durante más de una década, razón por la cual la referencia a un par de años está fuera de lugar.
También se agarraron inmediatamente y como a clavo ardiendo a la cifra del 25% de costes laborales unitarios más bajos en los EEUU avanzada al mundo por Nikolaus Piper desde las páginas de la Süddeutsche Zeitung –sin la menor referencia ni la menor explicación (véase el primer link)—. Así, un tal Christian Ortner escribe tan terne en la Wiener Zeitung que esa cifra (lo mismo que la del 6% de Heuser) va poco menos que a misa, y reprocha a quienes no creen en ella divulgar fake news.
Esto resulta harto desvergonzado, y tanto más cuanto en cada línea de su texto se nota que el hombrecllo no entiende una palabra de lo que escribe. Termina citando a la Süddeutsche Zeitung, “que no es precisamente conocida por ser el órgano central del neoliberalismo”, para “probar” que la tesis del dumping salarial alemán es un sinsentido. Es tan absurdo, que casi resulta divertido.
El grueso de los periodistas no entienden que con afirmaciones de este tenor no hacen sino el ridículo, porque lo cierto es que aun a los no totalmente obcecados ideológicamente les faltan simplemente los conocimientos profesionales para poder valorar tales asuntos.
Digámoslo otra vez: los costes salariales unitarios son una especie de cociente salarial (normalmente, el ingreso bruto nominal de los asalariados partido por el PIB real de la población trabajadora activa). Si se ve ese cociente en términos absolutos, es decir, en un determinado momento entre dos países, es tan poco interpretable como un cociente salarial normal que (sobre la base del ingreso real de los asalariados) mide la distribución del ingreso entre el trabajo y el capital.
De aquí que, en todas las comparaciones absolutas de salarios, o en la comparación de un cociente de este tipo, numerador y denominador tengan que ser calculados en una moneda común. Eso quiere decir que, en las comparaciones, hay distorsiones a causa de las relaciones monetarias que no permiten sacar conclusiones simples a partir de las diferencias absolutas.
Sólo cuando se tienen en cuenta los cambios en esas magnitudes a lo largo de dilatados trechos temporales, así como el papel jugado por la relaciones monetarias (o las variaciones de las mismas) –como se hace AQUÍ—, pueden inferirse conclusiones a tomar en serio.
Un argumento manifiestamente no obviable tiene que ver con la calidad de los productos. Los consejos de empresa automovilísticos parecen dispuestos a creer (véase la cita más abajo) que se trata de un argumento autónomo o independiente contra el dumping salarial. Y eso es, como hemos tenido ya ocasión de mostrar muchas veces (véase AQUÍ, con todo detalle), un sinsentido total.
En cualquier economía de mercado que funcione medianamente, todo producto tiene un precio que se corresponde con su calidad. Los productos de calidad altamente estimada son más caros que los productos de menor calidad. Cuando un producto de alta calidad resulta más ventajoso que un producto barato en razón de que los salarios destinados a su producción suben menos, entonces el precio experimenta una presión artificial y deja de expresar la relación entre las calidades diferentes. Consecuencia de lo cual es que el producto mejor multiplica sus ventas aun cuando debería resultar todavía más caro en términos absolutos.
Pero junto a la terca obnubilación de los negadores, también se registran movimientos en los círculos conservadores. En una entrevista concedida al periodista Roland Tichy, Hans-Werner Sinn ha apuntado de la manera más clara a la subvaloración alemana en la unión monetaria. Tichy lo describe así:
“Navarro [el actual ministro de comercio norteamericano] toca un punto sensible. En 2016, la República Federal Alemana, según las primeras cifras estimadas, ha exportado mercancías y servicios por un monto de 310 mil millones de dólares superior al monto importado. Tampoco el reproche de la manipulación monetaria ha caído del cielo: ‘Alemania está subvalorada dentro del euro, y el euro mismo está subvalorado. Esto hace a los productos alemanes extremadamente baratos en el exterior’, dice el veterano jefe del Instituto Ifo, Hans Werner Sinn: en torno a un 20% en relación con el dólar y dentro de Europa, Alemania es demasiado barata. El euro como moneda común encubre las diferencias de rendimiento: diferencias de niveles salariales, diferencias de productividad y de infraestructuras. Conforme a esa realidad, países como Grecia e Italia deberían devaluar, y Alemania, revaluar. Puesto que eso no se da en la Eurozona, los exportadores alemanes aplastan a sus competidores europeos. Ni siquiera las bajadas salariales más brutales en esos países servirían ya de ayuda a sus economías: no se pueden construir fábricas tan deprisa como fueron destruidas y cerradas con el material explosivo del euro.”
Esto resulta muy notable, habida cuenta de que se trata de un periodista muy conservador que se deja ilustrar por un economista conservador a través de ideas que nosotros venimos sosteniendo desde hace muchos años y que resultan indiscutibles para cualquier persona razonable: Alemania está actualmente subvalorada por partida doble, y ése es el núcleo de la eurocrisis.
Hay que preguntarse, pues, qué pasa por la cabeza de los consejos sindicales de empresa alemanes que, ahora que hasta círculos conservadores han dejado de poner en duda que en Alemania haya salarios demasiado bajos, niegan lisa y llanamente el hecho de la subvaloración. En el llamamiento sindical más arriba enlazado, se puede leer:
“Rechazamos resueltamente la acusación de competencia desleal. Como representantes de los trabajadores asalariados, hemos contribuido decididamente a que el éxito de ventas y de exportación de la industria automovilística alemana no haya tenido nada que ver con dumping salarial y social: unos sindicatos y unos consejos de empresa fuertes, una robusta negociación colectiva vinculante que garantice ingresos buenos y seguros, así como unos notables derechos de protección y cogestión para los asalariados, constituyen el fundamento da la industria automovilística alemana. Es sobre esas bases que los fabricantes alemanes de automóviles consiguen mantener productos de alto valor en la competencia internacional por la calidad.” (Gemeinsame Erklärung der Gesamtbetriebsratsvorsitzenden der deutschen Automobilindustrie, IG Metall [Declaración conjunta de los presidentes de los consejos sindicales de empresa de la industria automovilística alemana, IG-Metall].)
Pero casi son peores los perturbadores efluvios sindicales procedentes de Bruselas. En una contribución escrita para Social Europe, un colaborador del Instituto Sindical Europeo (ETUI, por sus siglas en inglés), y en el marco de la campaña pay rise [aumentemos los salarios] (de la que hemos informado AQUÍ], escribe que los costes salariales unitarios no tienen nada que ver con la capacidad competitiva y que habría más bien que preocuparse porque se diera una más rápida convergencia entre los países con bajos salarios y los países con salarios elevados, de modo que en, en los primeros los salarios subieran más rápidamente y sin depender de la productividad. Los costes salariales unitarios crecientes, dice –aportando el ejemplo de un país— podrían ir perfectamente de la mano de exportaciones crecientes. Y todo eso se sostiene sin siquiera mencionar tampoco el dumping salarial de Alemania en la primera década de la unión monetaria
No hay que engañarse. Los sindicalistas en Bruselas están manifiestamente sometidos a la presión de sus colegas alemanes para no hablar de dumping salarial. Los sindicatos alemanes están visiblemente resueltos a hacer lo equivocado, es decir, a negar el dumping salarial alemán, para distraer la atención sobre sus propios errores en la época de la Agenda-2000 y defender la posición exportadora alemana.
Lo que no entienden los sindicalistas alemanes es la elemental regla, según la cual un sindicalista que argumenta contra toda razón y evidencia resulta mucho más increíble y mucho más vulnerable que un periodista que se calla las cosas desagradables.
Mientras que un periodista puede apelar a la presión de las circunstancias y a su dependencia laboral, las cúspides sindicales no pueden hacer eso sin abrir todos sus flancos. Quien, por decirlo suavemente, recata ante sus colegas la verdad alemana del dumping salarial, revela que se ha convertido en un representante de los intereses de todo punto miopes de las empresas.
Pero un sindicalismo convertido en representante de las empresas es una contradicción andante, y está inexorablemente destinado a naufragar, porque los trabajadores, a la corta o a la larga, y con toda la razón, terminarán preguntándose para qué sirven sus cuotas sindicales.


(Birkenfeld, 1950) fue secretario de Estado en 1998-99 con el ministro de finanzas Lafontaine en el primer gabinete de Gerhard Schröder. Entre 2003 y 2012 fue economista en jefe (Chief of Macroeconomics and Development) de la Organización de Naciones Unidas para el Comercio Mundial y el Desarrollo (UNCTAD) en Ginebra hasta la fecha de su jubilación.
Fuente:
https://www.heise.de/tp/features/Sind-die-Gewerkschaften-zu-Lohndumping-Leugnern-geworden-3648731.html
Traducción:Para Sin Permiso
Amaranta Süss

domingo, 12 de marzo de 2017

La economía ficticia neoliberal y sus conceptos económicos eufemísticos .


La economía ficticia: escondiendo como funciona realmente la economía. Entrevista a Michael Hudson

12/03/2017



Michael Hudson, autor del recientemente publicado J is for Junk Economics, afirma que los medios de comunicación y la academia utilizan eufemismos bien elaborados para ocultar como funciona realmente la economía

SHARMINI PERIES: Michael Hudson es un distinguido profesor e investigador de Economía en la Universidad de Missouri, en la ciudad de Kansas. Es autor de numerosos libros, incluidos, “The Bubble and Beyond” y “Finance Capitalism and Its Discontents”, “Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy”, y más recientemente, por supuesto, “J is for Junk Economics”.

Michael, tu libro me recuerda unas palabras clave de Raymond Williams. Aquella fue una contribución increíble a la crítica cultural, una crítica de los estudios sociales y culturales como disciplina. Y pienso que tu libro va a realizar una contribución fenomenal al campo de la economía. Sería una referencia para la gente para volver atrás, especialmente para que los estudiantes regresen, y miren hacia tu versión de la definición de esos términos y observen la economía desde un prisma crítico. Así que mi primera pregunta para ti es realmente sobre este libro. ¿Por qué lo escribiste?

MICHAEL HUDSON: Originalmente lo escribí como apéndice a un libro que se habría llamado, “The Fictitious Economy”. El borrador fue escrito antes de la crisis de 2008. Mi tesis era que la forma en la que la economía es descrita en la prensa y en los cursos de la Universidad tiene muy poco que ver con cómo funciona realmente la economía. La prensa y las informaciones periodísticas utilizan una terminología hecha de eufemismos bien elaborados para confundir el entendimiento de cómo funciona la economía.
Además de ofrecer palabras clave para explicar qué es positivo y cómo entender la economía, discuto el vocabulario engañoso, el doblepensar orwelliano utilizado por los medios, lobistas financieros y empresariales para persuadir a la gente de que la austeridad y toparse con la deuda es la clave del crecimiento, no su antítesis. El motivo es hacerles actuar contra sus propios intereses, dibujando una imagen ficticia de la economía como si fuese un universo paralelo.
Si puedes hacer que la gente use un vocabulario y conceptos que hacen parecer que cuando el 1% se hace más rico, el conjunto de la economía se está enriqueciendo –o que cuando el PIB sube, todo el mundo está mejorando– entonces a la gente, al 95% que no mejoró su posición desde 2008 a 2016, se le puede hacer sufrir de alguna manera de síndrome de Estocolmo. Pensarán, “Mierda, debe ser culpa mía. Si el conjunto de la economía está creciendo, ¿por qué yo soy más pobre? Con solo dar más dinero al 5% o al 1% más ricos, algo nos caerá. Tenemos que recortar impuestos y ayudarles para que así me puedan dar un trabajo porque como Trump y otros dicen, bueno, nunca conocí a un pobre que me diera un trabajo.”
He conocido a un montón de gente rica, y en lugar de dar trabajo a la gente cuando compran una empresa, habitualmente hacen dinero para ellos despidiéndola, empequeñeciendo y externalizando el trabajo. Así que no vas a conseguir hacer que los ricos necesariamente te den trabajo. Pero si la gente puede de alguna manera pensar que hay una asociación entre la riqueza en la cima y más empleo, y que tienes que recortar los impuestos a los ricos porque acabará filtrándose hacia abajo, entonces tienen una visión del revés de cómo funciona la economía.
Yo había escrito un apéndice al libro y aquello tomó vida propia.
Si tienes un vocabulario que describe cómo funcionan realmente el mundo y la economía, entonces una palabra llevará a otra y pronto habrás levantado una imagen más realista de la economía. Así que, no solo discuto sobre las palabras y el vocabulario, discuto con algunos de los individuos y economistas clave que han hecho contribuciones que no aparecen en el currículum académico neoliberal.
Hay una razón por la que la historia del pensamiento económico ya no se enseña más en las universidades. Si la gente leyera realmente lo que escribió Adam Smith, lo que escribió John Stuart Mill, verían que Smith criticaba a los terratenientes. Decía que tenías que gravar sus rentas, porque nada es gratis en este mundo. Mill definía la renta como aquello que los terratenientes hacen mientras duermen, sin trabajar. Adam Smith decía que siempre que los hombres de negocios se reúnen, van a conspirar sobre cómo sacar dinero del público en su conjunto –como hacer un acuerdo y engañar a la gente de que todo es por el bien de la sociedad–.
Este no es el tipo de libre empresa que gente que habla sobre Adam Smith explica cuando le describen como si fuese un recortador de impuestos, un economista austriaco o un neoliberal. No quieren escuchar lo que realmente escribió. Así que mi libro es realmente sobre economía de la realidad. Encontré que para discutir economía real, tenemos que tomar de nuevo el control del lenguaje o la metodología económica, no usar la lógica que ellos usan.
Los economistas convencionales hablan como si cualquier status quo estuviese en equilibrio. El truco subliminal aquí es que si piensas en la economía como algo que está siempre en equilibrio, eso implica que si tú eres pobre o no puedes pagar tus deudas, o tienes problemas para mandar a tus hijos al colegio, eso es solo parte de lo natural. Como si no hubiese una alternativa. Es lo que Margaret Thatcher decía: “No hay alternativa.” Mi libro es sobre cómo por supuesto que hay una alternativa. Pero para hacer una alternativa, necesitas una forma alternativa de mirar el mundo. Y para hacer eso, como dijo George Orwell, necesitas un vocabulario diferente.

SHARMINI PERIES: Hablar de vocabulario y conceptos económicos eufemísticos, es lo que es tan único en este libro. No son solo las palabras, como en el de Raymond Williams, sino también la teoría y los conceptos lo que estamos abordando. También hablabas sobre los hombres de negocios y como usan esas terminologías para confundirnos. Pues aquí tenemos a un hombre de negocios en el cargo, como Presidente de los Estados Unidos, quien está proponiendo todo tipo de reformas económicas supuestamente en nuestro favor, en términos de trabajadores. Y como sabes, los grandes proyectos de infraestructuras que está proponiendo supuestamente para sacar a la gente de la pobreza y darles empleos y todo eso. ¿Cuál es la mitología ahí?


MICHAEL HUDSON: Bueno, tú solo usaste la palabra “reforma.” Cuando yo crecí, y durante el siglo pasado, “reforma” significaba sindicalizar el trabajo, proteger a los consumidores, regular la economía para que hubiese menos fraude contra los consumidores. Pero la palabra “reforma” hoy, tal y como es usada por el Fondo Monetario Internacional en Grecia cuando insiste sobre las reformas griegas, significa justo lo contrario: se supone que hay que bajar los salarios en un 10% o un 20%. Recortar las pensiones sobre un 50%. Idealmente, dejas de pagar pensiones para pagar al FMI y a otros acreedores extranjeros. Detienes el gasto social. Así que, lo que tienes una inversión del vocabulario tradicional. Reforma ahora significa lo contrario de lo que significaba a comienzos del Siglo XX. Ya no es socialdemócrata. Es “reforma” de derechas, antisindical, pro-financiera, para recortar el gasto social y dejar todo en una forma privatizada para los ricos y el sector de las corporaciones.
Así que reforma es la primera palabra que usaría para ilustrar como el significado ha cambiado y es usado por la prensa convencional. Básicamente, lo que ha hecho la derecha en este país es secuestrar el vocabulario que fue desarrollado por el movimiento obrero y los economistas socialistas durante un siglo. Se lo han apropiado y le han dado la vuelta para que signifique lo contrario.
Hay 400 palabras con las que me enfrento. Muchas de estas palabras muestran como el significado ha sido puesto del revés, para conseguir que la gente tenga una visión al revés de cómo funciona la economía.



Es un antiguo economista de Wall Street. Distinguido profesor e investigador de la Universidad de Missouri, en la ciudad de Kansas (UMKC), es autor de numerosos libros, incluidos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (nueva edición en Pluto Press, 2002). Su nuevo libro es: Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage Destroy the Global Economy (edición digital de CounterPunch). Sharmini Peries es productor ejecutivo de The Real News Network. Esta es una transcripción de la entrevista de Michael Hudson con Sharmini Peries en Real News Network.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2017/03/01/the-fictitious-economy-hiding-how-the-economy-r

miércoles, 8 de marzo de 2017

Los efectos del trumpetazo.



Tendencias del actual desorden

La Vanguardia

Este texto sigue las notas de la conferencia pronunciada el 4 de marzo en el Salón del libro de Luxemburgo

PRIMEROS EFECTOS DEL TRUMPETAZO

Da Luan, “gran desorden”, es el concepto con el que los chinos designan las épocas turbulentas. Se creó y difundió en una época histórica en la que el mundo estaba compartimentado. Hoy mucha gente percibe ese desorden referido no a un país o una región, sino al conjunto de nuestro mundo unificado. El motivo es que hay un fuerte contraste entre lo que la gente común percibe como los retos del siglo y los medios disponibles para afrontarlos.
Los retos del siglo son tres: atajar el cambio climático, paliar la desigualdad social y regional, y avanzar en el desarme de la capacidad de destrucción masiva (convertida en objeto de amplio consumo). Si colocamos eso al lado del cuadro institucional disponible, y de las normas y las conductas generales al uso en el ámbito de las relaciones internacionales, resulta un Da Luan global, una sensación general de gran desorden.
En términos generales eso tiene que ver con la presencia de un mundo nuevo que precisa de una nueva civilización. De eso ya hablaba Einstein en los años cincuenta cuando decía que “el arma nuclear lo ha cambiado todo, menos la mentalidad de los hombres”. El principio se puede ampliar a todo lo que implica el antropoceno, es decir el vivir en una época en la que la acción humana se ha convertido en factor de cambio geológico y de potencial suicidio de la especie (porque ahora tal suicidio es técnicamente viable a diferencia de la época histórica no antropocénica). Pero en términos más concretos, esa percepción de desorden se ha hecho mayor ante nuestros ojos, desde hace 25 años.
El fin del mundo bipolar, de la guerra fría, abrió una oportunidad (ese era precisamente el discurso de Gorbachov sobre el “nuevo pensamiento” y la “nueva civilización”).



Sigue ....




http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/03/07/tendencias-del-actual-desorden-63721/